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martes, 23 de febrero de 2010

El Ánima de Sayula y las talegas de oro

Por: Nalleli Patricia Falcón Álvarez

¿Qué es una leyenda? Según el diccionario Larousse es una composición poética de alguna extensión de relato más o menos maravilloso. Otras bibliografías señalan que la leyenda proviene de la palabra del latín medieval legenda que significa lo que ha de ser leído. Se da de una mezcla de hechos reales y de ficción, aunque se parte de situaciones históricamente verídicas. Su finalidad, la mayoría de las veces es dar confianza a un pueblo en sí mismo en momentos en que se necesita ardor y seguridad para enfrentarse a una situación nueva y peligrosa. La leyenda retrata en general a un héroe humano.

En todo el mundo existen infinidad de leyendas que distinguen a diferentes países, ciudades, pueblos e incluso personas, éstas se van transmitiendo por medio de la tradición oral de cada lugar y cobran importancia según el suceso que relaten y de cómo se relaten.
La leyenda del Ánima de Sayula es un claro ejemplo de lo que se dijo líneas atrás, ya que a más de un siglo de haber sido escrita, sigue vigente y se ha convertido en una gran referencia del lugar.
¿Quién la escribió? ¿De qué se trata? ¿Cuándo se escribió? ¿Por qué se escribió? Según información encontrada en el libro La Provincia de Ávalos del periodista e historiador sayulense Federico Munguía, el autor de los versos del Ánima de Sayula fue un abogado llamado Teofilo Pedroza nacido en Tingüindin Michoacán el quince de julio de 1871 y fallecido en Zamora a la edad de setenta y cuatro años. Se relata que fue hijo de un modesto jornalero, que tuvo una niñez triste y miserable, pero eso sí era muy inteligente; logró titularse como abogado. Trabajó en puestos del gobierno en diferentes ciudades de Jalisco y Michoacán; estuvo en Zapotlán, hoy ciudad Guzmán, en Tamazula y posteriormente se traslado a Sayula, donde comenzó ha escribir los versos de la ahora famosa Ánima y que terminó en Zamora. En donde por necesidad de dinero y con la ayuda de un amigo, dueño de una imprenta, reprodujo la obra en un pequeño cuadernillo y un domingo se puso afuera de la Catedral y la vendieron a 20 centavos; vendiéndo millares de estos ejemplares, hasta que un día éste llego a manos del Obispo, quien primero felicitó a Teofilo por lo escrito pero después le recriminó que no usara su talento para escribir algo que sirviera a Dios y no al Diablo.

Los versos del Ánima se componen de 56 cuartetos en su versión original, posteriormente se le agregaron tres más por algún sayulense de quién se desconoce su identidad y que constituyen la moraleja. Federico Munguía en su libro La Provincia de Ávalos, señala que los versos fueron compuestos alrededor de 1895 y que comenzaron a circular en Sayula hasta 1924, cuando llegó al lugar el 38° Regimiento de Caballería, en el que existían elementos que habían estado en Zamora y trajeron con ellos algunos cuadernillos que contenían los versos. Aquellas generaciones de sayulenses se encontraban indignados y no admitían la historia, ocasionando con esto riñas e incluso la muerte de alguna que otra persona.
Los versos hablan de las necesidades y mala suerte de un tal Apolonio Aguilar, trapero de profesión, que al escuchar hablar de un alma en pena, que cada noche hace acto de presencia a las puertas del panteón, en busca de un buen samaritano que le haga un favor a cambio de las bolsas de dinero que carga; Apolonio sale dispuesto a enfrentar a dicha alma, sin pensar en la sorpresa que le espera, y obtener las talegas que lleva consigo y atesoraba celosamente esta alma en pena de nombre Perico Zurres, para así dejar atrás la pobreza y la miseria que distingue su vida y la de su familia.

Munguía afirma en su libro que la historia de Apolonio es verdadera, ya que Apolonio sí existió, los sayulenses vaciladores le urdieron e hicieron una broma – aprovechando la mala situación económica por la que atravesaba Apolonio- y su compadre José fue quien lo indujo a ir al panteón en busca de plata y él mismo la hizo de ánima y luego huyo cuando Apolonio echó mano de su cuchillo. Los de la broma no pensaron que un tal Teofilo Pedroza anduviera por el lugar y que se interesara por el acontecimiento que muchas veces narraron en su presencia.
Hoy en día el Ánima de Sayula se ha convertido en una referencia del lugar, sino que en la principal, los propios sayulenses elaboran ediciones de los versos, y son vendidos como souvenir para los que visitan el pueblo; de igual manera se realizan diferentes representaciones del Ánima, en las que se aplica la imaginación y la picardía de los habitantes del lugar.
Hace ya varios meses se comenzó con un proyecto en el que se pretendía levantar un monumento con la figura del Ánima y Apolonio Aguilar en la entrada de la ciudad, como un símbolo de la cultura sayulense, y al igual que cuando llegaron por primera vez los versos a esta ciudad, las inconformidades, indignaciones y manifestaciones de desagrado no se hicieron esperar. La opinión estaba dividida, algunos estaban de acuerdo, otros no y unos cuantos decían no importarles ya que el hecho no les afectaba en nada. Los que estaban en desacuerdo argumentaban que el poner el monumento significaba aceptar que los sayulenses eran como el ánima, con preferencias sexuales diferentes, y que esto perjudicaba la imagen de los oriundos de Sayula. Después de varios meses de controversia el monumento fue levantado, al principio era vigilado por algunos elementos de la policía municipal, ya que se temía que los inconformes hicieran algo para dañar dicho monumento. Pero hoy en día se puede observar sobre una de las principales avenidas del lugar, para ser exactos, en la calzada del ejército, a un lado de la unidad deportiva Gustavo Díaz Ordaz.
Ejemplo de que se ha aceptado como algo representativo de Sayula, es que hace unas semanas se llevo a cabo una exposición de esculturas, pinturas hechas con diferentes técnicas y cuadros que presentan cada una de las etapas en las que se narra la historia de Apolonio y de Perico Zurres. Dicha exposición fue levantada en la casa de la cultura por Martín Pérez, habitante del lugar.

Artículo publicado en el Suplemento Andante dentro del periódico el Comentario en el 2008

lunes, 15 de febrero de 2010

Campesino y constructor de templo y presa en la población de Periquillos

Don Jesús Anguiano a orillas del Río Armería

Texto y fotos por: Nalleli Patricia Falcón Álvarez

“Cuando caí aquí a Periquillos no había ni una casa de material, ni había luz, ni carros pa’ ir pa’ Armería ni nada, tenía uno que ir hasta el puente y no había más que los carros rojos…” platica don Jesús Anguiano, quien reside en Periquillos desde el año de 1950.


Jesús Anguiano nacido en Aquila Michoacán, el 22 de mayo de 1922. Es una muy peculiar persona, pues a pesar de vivir casi abandonado no pierde el ánimo y el buen sentido del humor. Se considera una persona derecha y llena de sabiduría, “tengo muchos conocimientos y llevo el control desde que vine al mundo, de lo que ha pasado y de lo que he visto” afirma con tal seguridad que convence. A pesar de ser una persona sin estudios, no fue a la escuela y aprendió a leer hasta la edad de 18 años, esto porque le pidió a una maestra de Cofradía llamada Loreta Aranda, que lo enseñara a leer a él y a otros cuatro.


Aunque Don Jesús no es originario de Colima y llegó a Periquillos cuando en este la vida de la Hacienda comenzaba su declive, tiene en su memoria recuerdos muy adheridos y concuerda en parte con lo que relató don José Ochoa Méndez, quien escribió el documento Mis Memorias. “Cuando yo llegue los bienes nacionales de la hacienda los tenía un gringo apellidado Gherzi, ya estaba muy viejo, traía un aparato en el oído porque no podía oír, estaba gordo, siempre andaba con esa Amalia, quien sabe que sería, su hija o su esposa; yo pienso que cuando entró el gringo fue cuando se comenzó a organizar Periquillos” platica don Jesús al cuestionársele sobre quienes administraban el lugar.


De igual manera Don José escribió en sus memorias “Vinieron también los italianos Estefano Gherzi, Octavio Machetto y Eugenio Bellando. El Sr. Gherzi, según se dijo, venía a hacer unos trabajos topográficos, ya que era ingeniero. Según decía él, había trabajado en el canal de Panamá… Ya en tiempos de la revolución cristera se casó la señora Emilia con Gherzi".


Don Jesús comenta que él nunca trabajo directamente en la Hacienda, que sólo formó parte en el Censo en el que se hizo repartición de tierras. El se encargó de ayudar en la construcción del templo del lugar, “No había Templo, el que estaba lo hicieron de palapa, entonces cuando caí yo aquí me dice el padre Natividad: don Jesús tengo muchos ánimos de levantar el Templo, levantar las paredes y echarle colado, y le contesté, yo aquí le ayudo… ya construido el Templo le presté un tocadiscos, que me había costado en ese tiempo dos cincuenta, para que pusiera música ahí”. Además de levantar una presa que se necesitaba en la hacienda para regar los sembradíos, “Cuando estaba todavía la hacienda no podían levantar una presa pa’ regar los sembradíos y que le digo a mi ahijado José Negrete que yo le construía la presa en cuatro días… que me manda llamar y que me dice: oiga padrino que usted me construye la presa en cuatro días y con sólo cuatro mozos, y que le digo pos nunca lo he hecho pero el intento haré. Me mandó que consiguiera los mozos a mi gusto… yo le ponía precio a mi trabajo”.


Él se describe como una persona tranquila, que no se mete con nadie, pero que está a favor de la justicia y del bien, tan es así que en varias ocasiones menciona que para él lo primordial es la gente y el pueblo, y en segundo lugar está lo que el gobierno quiere.
Platica que en el año de 1985 tenía en su poder cinco mulas, pero que le tren le mató tres y a partir de eso decidió poner a trabajar las demás en la playa. Actualmente vive en una casita mal hecha, que no cuenta con las medidas de seguridad que una persona de su edad necesita. Duerme en una hamaca, sufre de falta de higiene en su persona, sólo él sabe que es lo que come y a qué hora lo hace, últimamente ha estado recibiendo apoyo por parte del Gobierno. Ahora su vida la dedica a trabajar la pequeña porción de tierra que le pertenece, la cual está a la orilla del Río Armería, y en la que en ocasiones pesca.


En los últimos meses ha tenido una serie de problemas con respecto al pago que debe de hacer por vivir a un lado del río, “Aquí tengo lo del río… los de la Comisión me cobran seis mil pesos…yo no tengo nada con que pagarles… así que un entenado pagó… ya no los he visto… los de recursos me amenazaron, me dijeron que si no hacía lo que me decían, que tenía de 15 a 20 años de cárcel porque era un delito, ¡no! todos tenemos derecho a buscarnos la vida y hacer lo que queramos”
Finalizó la plática hablando de su familia, la cual no ve seguido, “Me he casado dos veces de la primera tuve diez hijos y de la segunda seis” dijo con una sonrisa que permitía ser testigos de su dentadura ya deteriorada.

Publicado en el Suplemento Andante dentro del periódico el Comentario el 27 de junio de 2008.

lunes, 8 de febrero de 2010

El Tigre Grajeda le ganó la carrera al alcoholismo

Texto y fotos de: Nalleli Patricia Falcón Álvarez


“Mi hijo tenía como cuatro meses, y un día como a las seis de la mañana le dije a mi mujer -sabes que, ve a la tienda que estoy malo-, me dio al niño y salió a buscarme un poco de alcohol. El niño no dejó de llorar y en cuanto regresó mi mujer le dije – ten a tu muchacho- y se puso a llorar también. Me dijo que me importaba más el alcohol que mi hijo y eso me dolió, se me grabó muy bien y desde ese día deje de tomar y a la fecha no he tomado ni una gota de alcohol”, relata con cierta nostalgia, José Grajeda Chávez, quien vivió toda su juventud sumergido en el alcoholismo, pero logró dejar en el pasado ésta enfermedad para no seguir perjudicando a su familia.

José Grajeda Chávez, penúltimo de siete hijos, actualmente cuenta con 53 años de edad, atiende un taller de frenos y como hobbie tiene el ser maratonista. El participar en maratones le ayudó a dejar de lado el gusto por ingerir alcohol, “Toda mi juventud fui alcohólico, desde los 16 hasta después de que me casé y nació mi primer hijo”.

Está convencido de que el vicio de cualquier índole, es malo para quien caiga preso en ellos, “El vicio se empieza de a poco y va aumentando, es como en el mar, te sientes a gusto bañándote, tomas confianza y decides meterte más, después no tan fácil te sales, así es en el alcoholismo.” Incluso cree que la sociedad influye mucho en que una persona siga dentro de alguna adicción, se refiere específicamente a las personas con las que uno se relaciona, “Lamentablemente la sociedad te ve mal si no te tomas una,-se refiere a las bebidas- comienzan a decirte que eres un mandilón o que te pegan.”

Su primera vez
Después de haber pasado gran parte de su vida sumergido en esta enfermedad y haber decidido dejar de lado el vicio, optó por comenzar a practicar deporte, específicamente a correr. Su primera carrera la realizó en el 50 aniversario de RL (Radio Levi), que dentro de sus festejos organizaron un maratón. Cuando se realizó esta carrera ya tenía nueve meses corriendo por su parte. En dicha carrera no obtuvo ningún lugar especial, solamente el reconocimiento de su familia y la satisfacción de haber logrado dar un paso importante en cuanto a su lucha contra el alcoholismo. “Me gustó, y dije yo voy a seguir corriendo, y gracias a Dios ya son 17 años sin probar una gota de alcohol, ahora tomo puros kilómetros.” Con respecto a esta carrera el Tigre Grajeda, como es apodado, cuenta una anécdota un poco triste, ya que después de la carrera le entregaron una medalla y un diploma que hacían constar que había participado en el maratón. “Al principio todos mis diplomas, medallas, reconocimientos y trofeos los guardaba en casa de mi madre, y precisamente el diploma que me entregaron en la RL se mojó y lo perdí. Sí me pesó por lo que representa para mí, es por eso que he buscado la forma de ver si puedo conseguir una copia.”
Esa es la carrera que dio comienzo a una larga lista de satisfacciones obtenidas, kilómetros recorridos, sacrificios cometidos y que le abrió el camino hacia la recuperación de su salud y con ello el bienestar y la estabilidad de su familia.

Carreras recientes
En los últimos meses ha participado en varios maratones, uno de ellos es el 18° Medio Maratón Atlas 2007, que se llevó a cabo en la ciudad de Zapopán, Jalisco; el día 2 de septiembre del presente año. “Llegamos a Guadalajara, de ahí nos fuimos a Atlas Colomos como a las 12:30 del día para recoger el paquete de inscripción. Luego nos dirigimos al hotel, llegamos ahí a las 3:30 de la tarde; y como no había comido nada, estaba mal pasado, traía dolor de cabeza, quería deponer… sentía que me iba a morir y pensé que no iba poder correr al día siguiente… descansé y me compuse; y gracias a Dios pude correr… aunque aumenté mi marca por dos minutos, llegué en el lugar 46 dentro de mi categoría y en el lugar 571 general.”
Otra carrera en la que participó fue el pasado catorce de octubre, en Manzanillo a lo que José comentó “No hubo organización por parte de los encargados, ya que nos citaron a las siete de la mañana para salir rumbo a Manzanillo, siendo que la carrera comenzaba a las nueve de la mañana… Durante el camino el camión hizo una parada en una gasolinera y se perdió mucho tiempo… A parte de que salimos tarde de Colima y además lo de la gasolinera… Pues llegamos tarde a la carrera, ya había comenzado y lo único que hicimos fue dar un recorrido simbólico para que nos dieran nuestra medalla.” Se podía escuchar algo de molestia en su voz al momento que recordaba lo sucedido y lo compartía.

Preparación antes de una carrera
Como en todo deporte, para obtener buenos resultados se debe preparase con anticipación; y El Tigre Grajeda hace lo suyo: se ejercita corriendo distancias de 30 kilómetros, practica velocidad en la pista, y desarrolla su elasticidad. “Hago un programa, compró revistas de corredores y me baso en ellas para preparar mi entrenamiento y llevo una buena alimentación e ingiero vitaminas para poder aguantar el desgate que implica un entrenamiento y más cuando no se es un corredor profesional; además de que entre amigos nos damos consejos, porque entrenador… pues no tengo.” Cabe señalar que José Grajeda no cuenta con ningún tipo de apoyo, él se financía todos los gastos que le implica ser un maratonista. Al principio sólo contaba con una credencial para poder entrenar en la Unidad Deportiva Morelos, que fue válida nada más un año. “Sólo me duró un año, pero los de la Unidad ya me conocen y me dejan pasar sin tener que pagar.” Comentó con una sonrisa pícara.

Opinión del atletismo en Colima
Dentro de la platica que se sostuvo con José Grajeda, se le cuestionó acerca del atletismo en el estado, a lo que respondió sin titubear: “En Colima existe un gran problema de abandono en cuanto a este tema, y este problema viene desde arriba, está en las autoridades deportivas… Ellos son los que deben motivar a los jóvenes… el apoyo sólo llega hasta las olimpiadas infantiles y juveniles… pero se olvidan del corredor ya cuando está a punto de pasar a la categoría libre… Yo pienso que se debe de seguir el proceso, para que se pueda obtener frutos satisfactorios. Además sólo hay dos o tres carreras al año, a diferencia de otros estados que seguido tienen este tipo de eventos… y es ahí donde el joven se foguea y adquiere experiencia y fortalece su capacidad.”

El consejo
“El atletismo requiere mucho sacrificio y dedicación”, “Debe haber voluntad”, “El participar en un maratón representa un reto y se debe tener la mentalidad para poder cumplirlo”. Es lo que pudo decir José al preguntarle qué consejo podía dar a aquellas personas que quisieran ser parte de la comunidad deportista.

El alcoholismo es una enfermedad que ha estado de moda por muchos años ya, y El Tigre, José Grajeda Chávez, es un gran ejemplo de voluntad, que apoyado en el amor de su familia y en el deporte, logró recuperarse; y el día de hoy compartir con todos su experiencia y así poder mostrarlo como un ejemplo para todos aquellos que se encuentran perdidos en las garras del alcohol.

Publicado en el Suplemento Andante dentro del periódico el Comentario de la Universidad de Colima el 30 de noviembre de 2007.