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miércoles, 13 de abril de 2011

Nomás 2100 pesos

Por: Nalleli Patricia Falcón Álvarez

Sentada espero mi turno para ser atendida, somos cuatro en la misma situación . Ruidos típicos de oficina son los que llegan a mis oídos y una que otra risita indiscreta. Minutos más tarde se sienta a mi lado una mujer de aproximadamente 55 y 60 años. Comienza la plática con las ahi presentes como sí fueran amigas de toda la vida:
- ¿También están esperando?- dice mientras sonríe - Hay Dioscito, qué ya llegué este señor- continua, las demás la miran de manera rara, yo lo hago también.

Frente a mi un par de señoras platican, de qué, no lo sé pero segura estoy que es una conversación muy interesante porque por más que alza la voz mi vecina de espera no logra captar su atención.

-¿Tú también estás esperando? ¿vienes a que te ayuden?- me dice. - No - contestó. - Yo vengo a ver si este hombre me ayuda a pagar unos pesitos que debo, mira- sigue hablando mientras me muestra un comprobante en el que veo anotada una cantidad considerable de dinero. -Es que mi hijo está en la penal y me piden 2100 pesos pa' que lo dejen libre. -¿Qué hizo su hijo?- pregunto. -Ps nomás quebró un vidrio. Pero no es malo mi hijo, bueno no es tan malo, pero es que le estaban pegando y ps pa defenderse les aventó unas piedras y por eso quebró un vidrio. -¿Y cuántos años tiene su hijo señora?- le sigo preguntando. - Está chico, va cumplir 30, bueno no está tan grande, apenas va madurando. Pero nomás por un pinche vidrio que quebró- dice en busca de justificar las acciones de su hijo.

Se para, se sienta, se vuelve a parar, hace de sus manos un nudo, agacha la cabeza buscando encontrar una respuesta a sus problemas. -Estoy desesperada, no sé que voy a hacer si no me ayudan,- dice y al mismo tiempo que saca de su bolsa una gargantilla continua, -vengo de con el joyero porque me habían dicho que está cosa era de plata y que mínimo me daban 200 pesos por ella, pero la vio el joyero y que me dice, anda vete con tu collar que no es de plata- lo vuelve a guardar y se ríe consigo misma.

Ya con confianza establecida y a punto de romper en llanto esta mujer pregunta, - ¿verdad que un marido no le debe pegar tanto a su mujer? A tal cuestionamiento las presentes no podemos más que poner cara de sorpresa. Una de las señoras le dice que bajo ninguna circunstancia debe permitir que la agreda. El que debería estar en la cárcel es él, le dice otra. Ya  hubiera presentado una denuncia, aconseja una más. Ella contesta que ya lo hizo una vez y logró que lo encarcelaran.

Llegó el turno de Socorrito, así dijo llamarse, y la platica tuvo que interrumpirse. Se despidió de nosotras dejando en mi persona dos situaciones que están dando vueltas en mi cabeza:
1.- El grado de violencia del que es victima por parte de su pareja (violencia física, psicológica y demás). Y que es conciente de la situación y permite que siga pasando. Confeso vivir con él desde hace casi treinta años sin estar casados y además no es el padre de su hijo.
2.- El nivel de sobreprotección que ejerce en su hijo. Que como bien dijo ella es su hijo y siempre hará lo que tenga que hacer para defenderlo a pesar de los malos ratos y dolores de cabeza que siempre le ha hecho pasar. Pero es aquí en dónde me detengo a pensar sin hacer juicios de ningún tipo. No soy mamá pero entiendo ese instinto de protección que tienen. Pienso yo, qué no estaría bien que sí cometió una infracción pues que pagué por ella, digo es una persona adulta que se comporta con un adolescente. A manera de escarmiento y corrección de conductas.

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