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domingo, 10 de julio de 2011

Recuperando la luz

Nalleli Patricia Falcón Álvarez

Tras 20 años de matrimonio se apagó la luz para Luz. La burbuja dentro de la que había vivido los últimos años se había roto. La realidad la golpeaba de frente y sin avisar. Con la voz cortada y las palabras a medio articular Luz compartió su experiencia antes de llegar al centro de ayuda, “yo llegué aquí después de ir a pedir una pensión alimenticia que me fue negada en otro lugar. Me encontraba desesperada, necesitaba el dinero para ayudar a mis hijos”, dijo.

Luz tuvo una infancia feliz, creció viendo a sus padres unidos y felices. Y una vez que llegó el momento de casarse pensó que así sería su vida: formaría una familia y sería feliz para siempre. No fue así, y es en el Centro que le han enseñado a desprenderse de las cosas y comenzar a ver por ella misma, “he aprendido que nada es para siempre, que así como un día empiezan las cosas, así terminan”.

Los primeros 10 años de matrimonio todo parecía ir bien. Eran felices. Hasta que un día su marido decidió comenzar una relación con otra mujer. “Ojos que no ven, corazón que no siente” se decía así misma Luz. Pues la otra en cuestión vivía en un lugar lejos de su hogar. Las cosas comenzaron a cambiar, algo se había roto, “ya nada era como antes, las relaciones íntimas ya no eran lo mismo, él llegaba y se satisfacía y no me preguntaba qué era lo que yo quería”. 

"Llegó el día que me pidió que nos cambiáramos, y fue que nos venimos a Colima. Al año de que llegamos aquí, comenzó a decirme que cuando encontrara a alguien mas me iba a dejar, yo le daba por su lado. Al poco tiempo lo encontré con alguien más. Le reclamé. Lo corrí de la casa. Fueron tiempos muy difíciles. Fue mucho el desgaste psicológico". 

Luz está cumpliendo cinco años de haberse separado, un divorcio al cual define como obligado, “mi marido me pidió el divorcio a cambio de la estabilidad (económica) de mis hijos. Me dijo -consigue al licenciado, yo voy a pagar-. Lo pagó y todo y en dos meses yo estaba ya divorciada. Me ha dolido tanto esta separación. No he podido superarlo, por eso estoy aquí”. Comentó que fue mucho el desgaste emocional sufrido, para poder firmar el acta de divorcio tuvo que tomar pastillas tranquilizantes.

Hoy en día sigue necesitando de un "soporte" como ella lo llama y es por eso que el grupo de ayuda al que asiste ha cumplido con esa misión. Han regresado a ella las ganas de salir adelante,de seguir luchando.


*Imagen tomada de tampocoespatanto.blogspot.com

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