"Dame una 's', dame una 'a', dame una 'm', dame un apóstrofe, dame una 's', qué dice, sam's; tres veces, sam's, sam's, sam's... quién es el número uno, el socio; cuál es el mejor club, colima; por qué, porque es mi negocio".
Ese fue mi primer encuentro con mi antiguo trabajo, una porra que al principio me costó trabajo decir, porque no la sentía y porque era penoso estar gritando ante unas personas a las que no tenía ni un día de haber conocido. Lo más vergonsozo de este primer día de trabajo fue el tener que bailar "el baile del pato" como parte de la novatada, sí, un bailecito soso que terminaba con el movimiento sexy del trasero, ja!
Y cuál fue el puesto que desempeñé, pues nada más y nada menos que el de verificadora. Y qué es eso de verificadora, pues es la persona encargada de verificar, valga la redundancia de la palabra, que los socios muestren su membresia al entrar, y la encargada de checar la mercanciía que sale en base a lo que dice el ticket de compra del socio.
Las dos actividades anteriormente descritas provocaban en los socios una gran molestia e infinidad de reacciones. El estar en la puerta de entrada implicaba decir el siguiente discurso "hola buenos días señor(a), me puede mostrar su membresía", ante esto las respuestas podían variar, hay algunos que conocen esta política del club, hay otros que sin mirarte te ponen en la cara la membresía y argumentan "veéme bien, apréndete mi cara, te traeré una copia para que la próxima vez no me la pidas", otros con total molestia te gritan diciendo "tú crees que si no tuviera membresía vendría a comprar, no sean payasos... dile a tus jefes que de cada diez socios que entran a este club, a diez les encabrona que nos pidan la membresía" o "no te la voy a mostrar", y ante lo cual sólo podía responder "señor (a) sólo hago mi trabajo, sigo las órdenes que me dieron", sin perder por ningún instante mi bella sonrisa.
La puerta de salida era otra cosa, ahí la capacidad para contar es requisito. Hay personas que se hacen las desentendidas y pasan sin mirarte y por más que les hables parecen no escucharte, otras molestas te dicen "qué me vas a revisar, no me estoy robando nada, acabo de pagar lo que llevo, (lo que ellos ignoran es que los cajeros cometen errores y tanto como les pueden cobrar de más como les pueden cobrar de menos), y si algo no está cobrado y no es detectado, la mercancía va directo a ser descontada de la nómina de quién cometió el error.
Una mañana tranquila de trabajo en Sam's club Colima |
Después de laborar ahí por aproximadamente mes y medio, sólo saqué para los regalos de navidad para mi familia, puedo decir que fue una experiencia de la que aprendí mucho. Aprendí a valorar y respetar el trabajo que realizan las verificadoras (y todas las personas que prestan servicios), aprendí que la paciencia es una cualidad que no muchos tienen, aprendí que la tolerancia es importante, aprendí y comprobé que la educación no se mide por el nivel académico ni por el dinero que se posee, aprendí que el respeto es una palabra que no muchos conocen y mucho menos aplican, aprendí a sonreir aunque me estuviera muriendo por dentro, aprendí a controlar mis impulsos, pero sobretodo aprendí que allá afuera, y a pesar de todo, hay gente valiosa.
Nalle me gusta esto. Pero me gusta más lo de antes.
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