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jueves, 24 de marzo de 2011

Talpa de Allende: Fe, historia, colores y sabores

Por: Nalleli Patricia Falcón Álvarez
-¿Te vas a bajar o te quedas?- me pregunta mientras se acomoda la chamarra que lo protegió del frío la noche anterior. -Tú eres el que conoce aquí- contesto mientras pienso para mi -¿que si me voy a bajar? ni modo que me quede acá sola, se supone que vine contigo- Me pongo los zapatos, tomo mi bolsa y lo sigo fuera del camión.

Eran pasadas las seis de la mañana, cargaba con un sueño atrasado de hace ya varios días. Un largo bostezo acompaña mi primer respiro fuera del autobús. Después de varios segundos el frío comienza a calar, tipo de esas ocasiones en las que se te entumen los músculos, te tiembla los labios y no hay nada más reconfortante que una pequeña dosis de calor humano proveniente de un abrazo, pero nada de eso hay para mi en esta ocasión. Decenas de autobuses yacen estacionados en el amplio estacionamiento, provenientes de diferentes lugares: de cerca, de lejos y de muy lejos.

El estacionamiento sirve de campamento también, casas de campaña armadas que son refugio de aquellos que esperan el amanecer para seguir su peregrinar, hay algunos otros que, a falta de una casa de campaña, unos buenos cartones y los más gruesos cobertores los ayudan a apaciguar el feroz frío de la madrugada, otros tantos se ayudan con una buena fogata.

Emprendemos camino hacia el Templo, absortos en la plática y avanzados ya varios metros algo atrajo mi atención. A mi lado izquierdo ahí estaba la "que alumbra el callejón", la Luna nos dio la bienvenida, se había pronosticado que la noche anterior estaría más cerca de la Tierra y por lo mismo la veríamos más grande que en otras ocasiones.
Lo mejor fue verla mientras el autobús recorría la carretera, no había luces, sólo las delanteras del camión, que lograran opacar la belleza de este astro. El frío dejo de ser molesto después de caminar por varios minutos. El camino que lleva desde el estacionamiento hasta la Basílica se encuentra revestido por puestos que tienen desde la venta de piratería, sombreros, más piratería, ropa, petates, más piratería, cadenitas, dulce, chicles, recuerdos de la ciudad, más piratería.

Aún no son las siete de la mañana y es imposible entrar al Templo. Un buen cafecito hace acto de presencia, calma el frío y relaja el cuerpo, mientras esperamos turno para entrar a ver a la Patrona del lugar. Sorbo algo de mi café, y como me pasa a menudo, me quemo la boca, hago a un lado el vaso de café y me dispongo a observar: puestos de más comida, de yerbas aromáticas y dulces en almíbar; hay gente que ha acampado en el jardín de la Basílica, familias que comparten un pedazo de cartón y una cobija, pequeños que se encuentran escondidos dentro de montañas y montañas de zarapes; en alguna parte de la plaza se escucha música dedicada a la Virgen, a lo lejos se escucha el arribo de una danza (apaches vestidos con diminutas ropas, que hacen pensar que la Fe los ayuda a soportar el frío). Me termino mi café y me indican que es hora de acercarnos a la entrada para lograr colarnos y recibir la bendición.


Lo propio es hacer fila por la puerta principal, hacemos trampa y nos colamos a la fila. Una combinación de olores llegan a despertarme por completo (sudor de no sé cuantos días de añejamiento); voces, risas, llantos, murmullos de todo se escucha, reina la voz del sacerdote que no para de hacer la recomendación de cuidar las pertenencias en momentos de aglomeración pues señala que hay personas que acuden a estos eventos con el único objetivo de robar, ante esto no puedo evitar pegar más a mi cuerpo mi bolso.


 El apretujadero no se hace esperar, paso a pasito avanzamos, pegaditos unos con otros, ejerciendo un poco de presión, pues todos quieren llegar al altar. Con imágenes en mano, con cristos pegados al cuerpo, ramos de manzanilla por lo alto, todos atienden las lecturas del misal. Aunque hay algunos que aprovechan el poco espacio existente entre cuerpo y cuerpo para hacer de las suyas, la pareja que está a mi izquierda no pierde el tiempo: una que otra palabra juguetona al oído (me supongo por el reaccionar de la chica), una mordida en la oreja, y de ahí un pequeño recorrido por la parte trasera del cuello con la lengua. Pienso para mi - Si mi abuela viera esto ya le habría dado un infarto- río para mi, y vuelvo la vista la frente.

Alrededor de 45 minutos duró nuestro recorrido de la puerta principal al altar, recibir la bendición de Sacerdote y salir por una de las laterales de la Iglesia. Sin escuchar antes por última vez la recomendación del Padre con respecto a los amantes de lo ajeno.

Vino después una pequeña visita al museo levantado en honor de la Virgen. En el cual se puede encontrar una pequeña reseña de como se edificó la Basilica y de como se adoptó a la Virgen como patrona del lugar. Se dice que en el año de 1644 una imagen de la Virgen María desfigurada y carcomida por el tiempo había sido destinada por un párroco a ser enterrada en un pozo. Y antes de que eso sucediera, ésta se renovó milagrosamente, tal orden seria llevada a cabo por una jovencita llamada María Tenanchi "Y llegó María a coger dicha imagen, fue tan grande el resplandor que salió de la imagen, que deslumbró y María  cayó como muerta". Lo anterior fue corroborado por indígenas del lugar y a partir de ahí se habla de la renovación de la imagen. Numerosos milagros son los que han colmado de popularidad a la Imagen y hacen que año con año miles de creyentes acudan a visitarle. Los peregrinos acuden a Talpa principalmente en cuatro grandes fiestas religiosas: el 2 de febrero, en que se celebra el Día de la Candelaria; del 11 al 19 de marzo, durante el novenario a Señor San José; en Semana Santa y el 12 de mayo, durante la coronación a la Señora del Rosario.

Después de un desayuno en el parque, vino la caminata de subida al Cristo Rey, debo confesar que es en este tipo de circunstancias en las que desearía haber practicado más los 30 minutos de caminata recomendados por todos lados, con los intestinos a punto de ser expulsados por mi boca, intento cualquier cosa para poder descansar un poco, - ¿Mira de qué es esa capillita?- digo con la esperanza de poder hacer una pausa y retomar la respiración, - nunca he entrado ahí, vamos- continuo. - De regreso llegamos, para no perder el ritmo- me dice mi compañero de viaje mientras me toma de la mano, obligándome a acelerar el paso cuesta arriba.

Calor de medio día, el sol a todo su esplendor, vientecito que sabe a gloria después de haber subido. La mayoría busca un refugio bajo la poca sombra que se puede encontrar. Unos cuantos se tiran en el suelo mientras recuperan la temperatura normal de su cuerpo, así como el ritmo del corazón. Otros visitan las imagenes presentes. Unos más aprovechan la ocasión y el lugar para tomarse la foto del recuerdo. Los pequeñines hacen uno que otro berrinche a causa del insoportable calor. El regreso es más sencillo y aún más fácil si para calmar el calor te tomas una cervecita, es como volver a la vida en medio de un sauna.

La hora de las compras llegó, puestos y puestos y más puestos repletos de dulce de guayaba en varias presentaciones y diversos precios. Los hay desde tres rollitos por 20 pesos, rollo de kilo por 20 pesos, relleno de cajeta por 25 pesos, la docena de chicles a 10 pesos. Los escapularios, las lámparas, las flores, los rosarios, los llaveros, las estampas relacionados con la Virgen y con otros santos. Pero también infinidad de artículos que nada tienen que ver con la religiosidad del lugar.

Después un largo pero agradable día llegó el momento de descansar un poco bajo la sombra de los árboles del parque, antes de volver a subir al camión que nos llevaría de regreso a casa. Lo siguiente después de abordar el autobús fueron siete horas más, destinadas a achatar lo que ya está más que achatado. : )

viernes, 18 de marzo de 2011

Crónica de una cena interrumpida

... y una indigesta ocasionada
Por: Nalleli Patricia Falcón Álvarez


Es verdad que ese domingo él y su amigo habían salido juntos desde temprano, esperando llevar a cabo su plan de pasar un rato agradable con unas chicas, pero ¡oh desilusión! nada de lo que días antes habían organizado se llevó a cabo. Así que enfadados por la falta de compromiso de sus amigas, deciden comenzar la fiesta sin ellas.

Ya caída la noche y con unas cuantas copas encima, regresa a su casa, y mientras en ella se ve el final de la "taranovela", él decide invitar a sus hermanas a cenar. Ante una gran insistencia acceden. Salen de casa, él es el primero en subirse a la camioneta, -vámonos caminando- dice su hermana, -¿hasta Chuma?- contesta él, -¿pero que no íbamos a ir a las de la esquina?- pregunta ella,-no, súbanse- ordena.

Veinte minutos más tarde llegan a Usmajac, toman asiento y mientras deciden que ordenar platican sobre lo que pasó esa tarde, de como los dejaron plantados y de cómo ninguno de los planes alternos se pudieron llevar a cabo. Unas tostadas del tamaño del mundo llegan a la mesa, de lomo, de cueritos, de pata.

Mientras ellos cenaban, en una esquina del jardín principal una patrulla hace guardia, no prestan atención, total ellos cenan tranquilos y los policías hacen su trabajo.

Algo importante en la cocina mexicana y que nunca puede faltar es el picante, porque si no hay chile es como si lo que se come no tuviera sabor. Así que la salsa de cacahuate que se le pone a estas tostadas hizo acto de presencia a cantidades verdaderamente grandes. Con el moco de fuera, el sudor corriendo por la frente, con ese punzar en el estómago, y con el hinchazón de lengua y de labios que ningún refresco logra apaciguar, comenzaron los jadeos para tratar de controlar la enchilada que se habían propinado.

Las burlas mutuas se hicieron escuchar, él dice -Señora ya vio lo que ocasionó- haciendo referencia a lo enchilado que estaba. Las risas más fuertes son en este momento. La patrulla y los policías abordo de ella proceden a retirarse. -No manches, esto sí que pica, ahorita van a venir los "cuicos" a golpiarme- dice él sin esperar lo que vendría después de dicho comentario.

La patrulla que ya había avanzado varios metros, metió reversa y uno de los elementos se bajó de ella y con una actitud que denotaba enojo se acerca a él y le dice -¿qué dijiste?, -nada- contesta él, - ¿cómo que nada?, ¡a ver si cuidas tu hocico cabrón!. Esto último logró ocasionar reacción en una de sus hermanas, - oiga qué le pasa, más respeto, que no ve que habemos mujeres y niños presentes aquí, no es la manera de hablar- dice ella, - ¡y qué no escuchó lo que dijo él?- contesta ya enojado, - pero sí no dijo nada, -seguramente están sordas-grita el elemento encargado de mantener el orden (y que estaba dando comienzo al desorden).

-Hey, cálmese sí aquí no se ha dicho nada como para que se ponga en esa actitud- dice su hermana. Todos los presentes estaban sorprendidos por la actitud del policía, hasta la dueña del puesto de tostadas no entendía que estaba pasando.
- Pos yo nomás te digo, que te calles,- dice el gendarme mientras da la espalda para tomar camino hacia su patrulla.
- Así de bravo debería ponerse con las personas que de verdad son malas y no por tonterías- le grita la hermana.
A manera de burla le contesta el policía, -pos ya les dije, ahí luego les andan temblando las patitas.

Con un sentimiento de enojo, de impotencia, de nudos en el estómago terminaron de cenar. Y ya de regreso a casa, tomaron la decisión de pasar a la presidencia municipal para presentar una queja ante el Comandante responsable del cuerpo policíaco que tiene la enmienda de cuidar el orden de la ciudad de Sayula.
Nada pasó, el Comandante con una actitud demasiado pasiva y de flojera hizo como que llamó por radio al policía en cuestión para que se presentara en la Presidencia, pero nunca llegó. Hizo notar que el hermano estaba alcoholizado, como para justificar la actitud de su elemento.

Con la cabeza fría y el enojo controlado, pude deducir que el enojo fue que se les haya llamado "cuicos". Sí cuicos, manera despectiva de hacer referencia a los policias, y debo confesar que creía que se les decía así por el gran parecido que encuentro entre el sonido que hacen los marranos "cuiiii". Pero no es así  esta palabra tiene historia:

Según en la página electrónica "Guadalajara: ciudad de las rosas" se dice que en el Libro "Guadalajara en el siglo XVI" el Dr. Arturo Chávez menciona que ese vocablo se usaba para hacer referencia a los que cantaban. Pasó el tiempo y llegaron los "serenos" esos que por las noches a manera de canto anunciaban la hora, a ellos se les denomino "cuicos". Con el transcurrir del tiempo llegaron los gendarmes, que ya no cantaban, pero heredaron el nombre de "cuicos". Y según el diccionario de la Real Academia Española "cuico" proviene del nahuált, y este a su vez en el nahuátl proviene del pasivo o impersonal de cuica que significa cantar.

Deberíamos informarles esto a los policías, para que sepan que no tiene nada de malo que los llamen así, al contrario es una denominación llena de historia. Lo que hace la diferencia es que hoy en día se utiliza para referirse a ellos de manera despectiva y pues es normal que se sientan ofendidos.

*
A impartir justicia, dónde debe ser impartida!


www.guadalajara.net 
*Imagen tomada de http://e-consulta.com

martes, 15 de marzo de 2011

Lo que es ser una mujer joven

Por: Nalleli Patricia Falcón Álvarez

5:00 am
Ese máldito reloj vuelve a sonar, anunciándote que es hora, que ya debes levantarte aunque no quieras. - ¡Máldita sea!- piensas para ti misma- apenas que comenzaba a disfrutar el estar en cama. Y es que no hace más de cuatro horas que te acostaste después de haber tenido que levantar el desorden que dejaron los niños el día anterior.

5:15 am
Te has levantado ya, con el cansancio aun colgándose de tu espalda te diriges a la cocina, después de un largo bostezo que logra sorprenderte, te dispones a preparar el lonche de Mario. Todo está listo, dejas los alimentos de tu marido sobre la mesa y minutos después sin decir palabras te despides de Mario con tan sólo una mirada.

5:30 am
A lo lejos se escucha el cantar de un gallo, sí un gallo por raro que parezca, te ríes en señal de burla hacia el gallo porque está vez le has ganado y ha sido él quién se quedó dormido. Ahora es turno de preparar las cosas para los niños, para cuando despierten este todo listo se vayan a la escuela, lleves al bebé a la guardería y te dispongas a ir al trabajo.

5:45 am
En otro lado de la ciudad alguien más sufre el mismo martirio de escuchar un bendito reloj despertador. Con miles de horas de sueño atrasadas. Se escucha el típico  “cinco minutos más” y esos cinco minutos más se convierten en 10, luego en 15 y finalmente en 20 minutos más de sueño. Cuando te das cuenta de lo que acaba de suceder, con la sábana enredada y los ojos muy bien abiertos, a saltos sales de la cama. Te cepillas los dientes, te lavas la cara, te vistes, tomas tu bolso y corres a toda prisa para alcanzar a tomar la ruta. La primera clase empieza a las 7 de la mañana.

Así es como comienzan el día dos jóvenes villalvarenses, y tal vez como lo hacen otras tantas, que ya sea que se van a la escuela, al trabajo o simplemente se dedican a mantener en pie una casa y un hogar.

Pero independientemente de cual sea la ocupación de estas jóvenes, dentro de su rutina, dentro de su experiencia y dentro de su percepción, ¿Qué es para ellas el ser una mujer, y ser una mujer joven?
Luly dice “creo que es una gran responsabilidad,  porque hasta hace apenas hace poco las mujeres no podíamos hacer lo que queremos: votar, trabajar, estudiar, y entonces así como que siento, no presión, pero sí una necesidad de demostrar que lo puedo hacer, que puedo ser mejor.  Las mujeres podemos aportar mucho, tanto a nuestra casa como a la sociedad”.

Y es verdad que hasta hace unas décadas fue que la mujer comenzó a tener presencia en ámbitos que eran de dominio masculino, a ser escuchada, a tener libertad de elección y decisión. Pero todo esto vino como resultado de un largo camino que ha sido recorrido, de luchas incesantes contra el patriarcado, de constantes debates. Es resultado de la llegada del “feminismo” y de la lucha por la “equidad de género”.

Así también Gilda opina que “es una oportunidad (el ser mujer) primeramente para demostrarnos a nosotras mismas lo capaces que somos. (…) en esta época las mujeres somos más independientes, más luchadoras, más exitosas,  pero creo que aún hace falta en varios ámbitos de la sociedad demostrar que realmente podemos hacerlo. Entonces ser una mujer joven creo que es tener la oportunidad de vivir, hacer y de demostrar”.

Conforme avanza más y más el proceso de emancipación y de autonomía de las mujeres, señala la socióloga Virginia Vargas, se tiene más seguridad de lo que se  quiere y de lo que se está dispuesta a negociar. “Es aquí donde la autonomía de la mujer adquiere un sentido también político ya que señala justamente el derecho de las personas a defender sus intereses, controlar sus vidas y sus circunstancias”.
Ser una mujer joven es: ser ama de casa, es ser estudiante, es ser empresaria, es ser esposa, novia, amiga, madre; es ser independiente y dependiente (por qué no) de cierta manera, es ser importante, es ser reconocida, es ser no ignorada, es ser resaltada. Es tener estudios, es no tenerlos; pero desde la situación en la que se esté, no sólo un día, sino los 365 días del año luchar y trabajar por la visibilidad, la libertad y la equidad que la mujer se merece.

11:45 pm
Mario duerme ya, los niños también, y tú después de haber tenido una larga jornada de trabajo, aún sigues despierta, recogiendo el desorden que dejaron los niños mientras aguardaban tu llegada del trabajo. Preparas los alimentos que mañana llevara tu esposo al trabajo y alistas la ropa de los pequeños. Mueres de sueño, pero no iras a la cama hasta que hayas terminado.
Al otro lado de la ciudad Luly: chatea, hace tarea, ve videos, escucha música y repasa mentalmente lo que fue su día en la Facultad, con los amigos y finalmente en casa. Aún estará frente al monitor de la computadora un buen rato.
En otros lados de la ciudad, otras mujeres también se disponen a descansar.


Publicado en El Comentario Semanal, lunes 14 de marzo de 2011.

martes, 8 de marzo de 2011

Mujer ayer, mujer hoy...

Por: Nalleli Patricia Falcón Álvarez

... y entonces un día me dí cuenta de que era mujer.
Y no porque a los diez años aún jugara con muñecas, no porque me encantara el juego de té que mamá me compró a los seis años, no por ser la consentida de papá y mucho menos porque me pusieran a hacer labores domésticos... Sino porque simplemente un día me dí cuenta que era diferente a mis hermanos, a mis amiguitos del barrio, noté que no llegaría ser como papá cuando creciera, al menos no físicamente.

Y estas diferencias de las que me di cuenta, no son más que las características propias del sexo, características que nos hacen ser hombre o mujer.

Han sido estas diferencias las que han ocasionado a lo largo de la historia que a la mujer se le haya visto, y se le vea aun en algunos casos, como objeto mas que como ser pensante y autónomo, y que se le haya denominado erróneamente, desde mi punto de vista, como el sexo débil.

Fue a finales del siglo XIX y principos del siglo XX que el mundo fue testigo de la denominada "primera ola del movimiento feminista", donde se buscaba tener el acceso a estudios universitarios, así como la lucha por el  derecho al sufragio, no solo derecho a elegir a sus gobernantes sino el ser elegidas como sujetos políticos. Durante la crisis mundial de los años 30's las mujeres se vieron obligadas a permanecer en su hogar porque era inconcebible que trabajaran pues sólo ocasionarían aumentar el desempleo para los hombres. Y en medio de las guerras mundiales nacieron los movimientos a favor de la paz, y las mujeres siempre estuvieron presentes, solidaridad internacional pura.

La "segunda ola del movimiento feminista" se dio bajo el argumento de "Algunas somos profesionales, pero no somos felices" a partir de los años 60. Participación de la mujer de manera masiva, con presencia y un papel importante dentro de la esfera pública. Se hablaba de levantamientos de mujeres dentro del sector obrero. En los 70’s comienzan a surgir en las universidades los “women studies” (estudios de la mujer) desde la Historia, la Antropología y la Psicología. Surge una prensa propia de la mujer: folletos, revistas, programas de televisión y radio hechos por mujeres y para mujeres, con los que se buscaba dar una voz más fuerte a las demandas de las mujeres.

Es cierto que ha sido un largo camino recorrido y una infinidad de logros alcanzados en cuanto a temas de "equidad de género". Y es cierto que está el día Internacional de la mujer y que hay que festejar, pero hay que hacerlo recordando lo que hay detrás de el establecimiento de este día como tal. Festejar con lucha, con la constante lucha para mantener lo que se ha alcanzado y hacer partícipe de esos logros a aquellas mujeres que aún viven presas del machismo y de los fuertes rasgos de una cultura de patriarcado.

Recordemos que aún hay sectores de la sociedad en los que las mujeres continúan siendo víctimas de violencia física, violencia psicológica, de acoso sexual, de limitaciones laborales y no porque no sean capaces, de una mil cosas que no permiten alcanzar la "equidad".



Todas diferentes pero con algo en común: mujeres.