Por: Nalleli Patricia Falcón Álvarez
5:00 am
Ese máldito reloj vuelve a sonar, anunciándote que es hora, que ya debes levantarte aunque no quieras. - ¡Máldita sea!- piensas para ti misma- apenas que comenzaba a disfrutar el estar en cama. Y es que no hace más de cuatro horas que te acostaste después de haber tenido que levantar el desorden que dejaron los niños el día anterior.
5:15 am
Te has levantado ya, con el cansancio aun colgándose de tu espalda te diriges a la cocina, después de un largo bostezo que logra sorprenderte, te dispones a preparar el lonche de Mario. Todo está listo, dejas los alimentos de tu marido sobre la mesa y minutos después sin decir palabras te despides de Mario con tan sólo una mirada.
5:30 am
A lo lejos se escucha el cantar de un gallo, sí un gallo por raro que parezca, te ríes en señal de burla hacia el gallo porque está vez le has ganado y ha sido él quién se quedó dormido. Ahora es turno de preparar las cosas para los niños, para cuando despierten este todo listo se vayan a la escuela, lleves al bebé a la guardería y te dispongas a ir al trabajo.
5:45 am
En otro lado de la ciudad alguien más sufre el mismo martirio de escuchar un bendito reloj despertador. Con miles de horas de sueño atrasadas. Se escucha el típico “cinco minutos más” y esos cinco minutos más se convierten en 10, luego en 15 y finalmente en 20 minutos más de sueño. Cuando te das cuenta de lo que acaba de suceder, con la sábana enredada y los ojos muy bien abiertos, a saltos sales de la cama. Te cepillas los dientes, te lavas la cara, te vistes, tomas tu bolso y corres a toda prisa para alcanzar a tomar la ruta. La primera clase empieza a las 7 de la mañana.
Así es como comienzan el día dos jóvenes villalvarenses, y tal vez como lo hacen otras tantas, que ya sea que se van a la escuela, al trabajo o simplemente se dedican a mantener en pie una casa y un hogar.
Pero independientemente de cual sea la ocupación de estas jóvenes, dentro de su rutina, dentro de su experiencia y dentro de su percepción, ¿Qué es para ellas el ser una mujer, y ser una mujer joven?
Luly dice “creo que es una gran responsabilidad, porque hasta hace apenas hace poco las mujeres no podíamos hacer lo que queremos: votar, trabajar, estudiar, y entonces así como que siento, no presión, pero sí una necesidad de demostrar que lo puedo hacer, que puedo ser mejor. Las mujeres podemos aportar mucho, tanto a nuestra casa como a la sociedad”.
Y es verdad que hasta hace unas décadas fue que la mujer comenzó a tener presencia en ámbitos que eran de dominio masculino, a ser escuchada, a tener libertad de elección y decisión. Pero todo esto vino como resultado de un largo camino que ha sido recorrido, de luchas incesantes contra el patriarcado, de constantes debates. Es resultado de la llegada del “feminismo” y de la lucha por la “equidad de género”.
Así también Gilda opina que “es una oportunidad (el ser mujer) primeramente para demostrarnos a nosotras mismas lo capaces que somos. (…) en esta época las mujeres somos más independientes, más luchadoras, más exitosas, pero creo que aún hace falta en varios ámbitos de la sociedad demostrar que realmente podemos hacerlo. Entonces ser una mujer joven creo que es tener la oportunidad de vivir, hacer y de demostrar”.
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Ser una mujer joven es: ser ama de casa, es ser estudiante, es ser empresaria, es ser esposa, novia, amiga, madre; es ser independiente y dependiente (por qué no) de cierta manera, es ser importante, es ser reconocida, es ser no ignorada, es ser resaltada. Es tener estudios, es no tenerlos; pero desde la situación en la que se esté, no sólo un día, sino los 365 días del año luchar y trabajar por la visibilidad, la libertad y la equidad que la mujer se merece.
11:45 pm
Mario duerme ya, los niños también, y tú después de haber tenido una larga jornada de trabajo, aún sigues despierta, recogiendo el desorden que dejaron los niños mientras aguardaban tu llegada del trabajo. Preparas los alimentos que mañana llevara tu esposo al trabajo y alistas la ropa de los pequeños. Mueres de sueño, pero no iras a la cama hasta que hayas terminado.
Al otro lado de la ciudad Luly: chatea, hace tarea, ve videos, escucha música y repasa mentalmente lo que fue su día en la Facultad, con los amigos y finalmente en casa. Aún estará frente al monitor de la computadora un buen rato.
En otros lados de la ciudad, otras mujeres también se disponen a descansar.
Publicado en El Comentario Semanal, lunes 14 de marzo de 2011.
Nalle, me encantó. Y que bueno, buenisimo que nos dejes leer lo que te gusta hacer. Sigue escribiendo el siguiente eh.
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