Por: Nalleli Patricia Falcón Álvarez
Es verdad que ese domingo él y su amigo habían salido juntos desde temprano, esperando llevar a cabo su plan de pasar un rato agradable con unas chicas, pero ¡oh desilusión! nada de lo que días antes habían organizado se llevó a cabo. Así que enfadados por la falta de compromiso de sus amigas, deciden comenzar la fiesta sin ellas.
Ya caída la noche y con unas cuantas copas encima, regresa a su casa, y mientras en ella se ve el final de la "taranovela", él decide invitar a sus hermanas a cenar. Ante una gran insistencia acceden. Salen de casa, él es el primero en subirse a la camioneta, -vámonos caminando- dice su hermana, -¿hasta Chuma?- contesta él, -¿pero que no íbamos a ir a las de la esquina?- pregunta ella,-no, súbanse- ordena.
Veinte minutos más tarde llegan a Usmajac, toman asiento y mientras deciden que ordenar platican sobre lo que pasó esa tarde, de como los dejaron plantados y de cómo ninguno de los planes alternos se pudieron llevar a cabo. Unas tostadas del tamaño del mundo llegan a la mesa, de lomo, de cueritos, de pata.
Mientras ellos cenaban, en una esquina del jardín principal una patrulla hace guardia, no prestan atención, total ellos cenan tranquilos y los policías hacen su trabajo.
Algo importante en la cocina mexicana y que nunca puede faltar es el picante, porque si no hay chile es como si lo que se come no tuviera sabor. Así que la salsa de cacahuate que se le pone a estas tostadas hizo acto de presencia a cantidades verdaderamente grandes. Con el moco de fuera, el sudor corriendo por la frente, con ese punzar en el estómago, y con el hinchazón de lengua y de labios que ningún refresco logra apaciguar, comenzaron los jadeos para tratar de controlar la enchilada que se habían propinado.
Las burlas mutuas se hicieron escuchar, él dice -Señora ya vio lo que ocasionó- haciendo referencia a lo enchilado que estaba. Las risas más fuertes son en este momento. La patrulla y los policías abordo de ella proceden a retirarse. -No manches, esto sí que pica, ahorita van a venir los "cuicos" a golpiarme- dice él sin esperar lo que vendría después de dicho comentario.
La patrulla que ya había avanzado varios metros, metió reversa y uno de los elementos se bajó de ella y con una actitud que denotaba enojo se acerca a él y le dice -¿qué dijiste?, -nada- contesta él, - ¿cómo que nada?, ¡a ver si cuidas tu hocico cabrón!. Esto último logró ocasionar reacción en una de sus hermanas, - oiga qué le pasa, más respeto, que no ve que habemos mujeres y niños presentes aquí, no es la manera de hablar- dice ella, - ¡y qué no escuchó lo que dijo él?- contesta ya enojado, - pero sí no dijo nada, -seguramente están sordas-grita el elemento encargado de mantener el orden (y que estaba dando comienzo al desorden).
-Hey, cálmese sí aquí no se ha dicho nada como para que se ponga en esa actitud- dice su hermana. Todos los presentes estaban sorprendidos por la actitud del policía, hasta la dueña del puesto de tostadas no entendía que estaba pasando.
- Pos yo nomás te digo, que te calles,- dice el gendarme mientras da la espalda para tomar camino hacia su patrulla.
- Así de bravo debería ponerse con las personas que de verdad son malas y no por tonterías- le grita la hermana.
A manera de burla le contesta el policía, -pos ya les dije, ahí luego les andan temblando las patitas.
Con un sentimiento de enojo, de impotencia, de nudos en el estómago terminaron de cenar. Y ya de regreso a casa, tomaron la decisión de pasar a la presidencia municipal para presentar una queja ante el Comandante responsable del cuerpo policíaco que tiene la enmienda de cuidar el orden de la ciudad de Sayula.
Nada pasó, el Comandante con una actitud demasiado pasiva y de flojera hizo como que llamó por radio al policía en cuestión para que se presentara en la Presidencia, pero nunca llegó. Hizo notar que el hermano estaba alcoholizado, como para justificar la actitud de su elemento.
Con la cabeza fría y el enojo controlado, pude deducir que el enojo fue que se les haya llamado "cuicos". Sí cuicos, manera despectiva de hacer referencia a los policias, y debo confesar que creía que se les decía así por el gran parecido que encuentro entre el sonido que hacen los marranos "cuiiii". Pero no es así esta palabra tiene historia:
Según en la página electrónica "Guadalajara: ciudad de las rosas" se dice que en el Libro "Guadalajara en el siglo XVI" el Dr. Arturo Chávez menciona que ese vocablo se usaba para hacer referencia a los que cantaban. Pasó el tiempo y llegaron los "serenos" esos que por las noches a manera de canto anunciaban la hora, a ellos se les denomino "cuicos". Con el transcurrir del tiempo llegaron los gendarmes, que ya no cantaban, pero heredaron el nombre de "cuicos". Y según el diccionario de la Real Academia Española "cuico" proviene del nahuált, y este a su vez en el nahuátl proviene del pasivo o impersonal de cuica que significa cantar.
Deberíamos informarles esto a los policías, para que sepan que no tiene nada de malo que los llamen así, al contrario es una denominación llena de historia. Lo que hace la diferencia es que hoy en día se utiliza para referirse a ellos de manera despectiva y pues es normal que se sientan ofendidos.
www.guadalajara.net
*Imagen tomada de http://e-consulta.com
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