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sábado, 15 de mayo de 2010

Entre caballos, pistas y alfalfa. Isidro Zapata

Por: Nalleli Patricia Falcón Álvarez

Hombre de 55 años de edad, Isidro Zapata, “El niño”, destacado jinete de salto, lleva una trayectoria llena de logros y fracasos, de objetivos alcanzados, de sueños realizados y golpes fuertes que le han dado las armas para seguir luchando día a día.
Habitante de Sayula, Jalisco desde hace más de 20 años, desde pequeño supo lo que era trabajar arduamente y sufrir para conseguir dinero para poder llevar algo de comida a su familia, todas las dificultades y carencias a las que se enfrentó lo orillaron a seguir el camino de la carrera militar “ fue la necesidad de percibir un sueldo que ayudara en ese entonces a sacar adelante a mi familia”.

En 1967, a la edad de 14 años, ingresó al Ejército Mexicano, en el cual vivió uno de los episodios más importantes en el comienzo de su carrera en la milicia, “tenía poco de haberme dado de alta en el 9º Batallón de Caballería en la ciudad de Atlixco, Puebla, cuando hicieron una selección de 20 elementos por unidad, para brindar seguridad a la Villa Olímpica, en donde se iban a quedar las selecciones de atletas de los diferentes países que iban a participar en las Olimpiadas de México‘68”.
Meses de arduo trabajo y preparación fueron necesarios, para después ser trasladados a México, a la Villa Coapa. “Nuestro trabajo consistía en vigilar y mantener el orden en la Villa Olímpica, en los dormitorios, en los comedores, instalaciones de prensa y hacer guardia en la pista de tartán mientras entrenaban los atletas”.

En el año de 1968 y poco antes de las Olmpiadas, México también fue escenario de la matanza de Tlatelolco -, a lo que Isidro Falcón relata, “estábamos enterados de que había problemas y muchas manifestaciones de estudiantes y se decía que querían cancelar los Juegos Olímpicos, con el objetivo de poner al país mal ante el mundo. A ciencia cierta no sabíamos lo que estaba pasando…. Nunca íbamos armados a la hora de trabajar y me di cuenta de que era algo grave porque la noche de ese acontecimiento nos llevaron armamento a lo cabrón y así permanecimos el resto del servicio”.

Su profesión que empezó como una alternativa para mejorar su calidad de vida, se convirtió en su pasión y mayor característica, puesto que desarrolló habilidades especiales en la práctica de salto con caballos, habilidades que le permitieron posicionarse como favorito en muchas competencias tanto regionales como nacionales y mismas que lo llevaron a ganar infinidad de concursos.
“Recuerdo muy bien una competencia que disfruté mucho, pero al mismo tiempo me lamento porque fue donde me lastimé de la espalda. Fue aquí en Sayula dentro del 21º Regimiento de Caballería, estaba yo montando un caballo de Samuel Rivas Peña y recuerdo que fue en el último salto de la prueba que gané. El caballo realizó un esfuerzo muy grande y estando en el aire se meció y me tomó el cuerpo en falso; lo cual me ocasionó una fisura en una vértebra provocándome un esguince; quedé paralizado de la cintura a los pies por 72 horas…. Pero con todo y eso me quedó la satisfacción de haber obtenido el primer lugar, además de que impuse un nuevo récord en cuanto altura en el salto”.

En los últimos años de su carrera, Isidro participó en una competencia, en la cual, él y su equipo obtuvieron primer lugar y fueron seleccionados para ir a las Olimpiadas de Moscú, Rusia. “Quedamos seleccionados mi caballo y yo para formar parte del equipo que iría a Moscú, pero sólo el caballo se quedó en México y a mi me regresaron a Sayula con todo y mi montura”…comenta algo divertido…. “Pero al final del cuento no fueron por que no había el presupuesto para que asistieran”.

Dentro de todos los sacrificios que tuvo que realizar, un factor muy importante de apoyo fue su familia y en especial su fallecida esposa Josefina Álvarez, con quien en treinta y cinco años de matrimonio formó una familia de la cual se desprenden seis hijos (cuatro hombres y dos mujeres).
Lamentablemente su mujer falleció hace ya varios años, este acontecimiento sino ha sido el más doloroso que ha tenido que vivir y que definitivamente han cambiado su vida. “Que te puedo decir yo viví mucho tiempo feliz…yo fui feliz muy feliz…..y espero haberla hecho feliz también a ella…. A pesar de todo lo bueno y lo malo que hayamos pasado, formé una familia con ella, aquí estamos y le estaré eternamente agradecido por todo lo que me dio”, finalizó.

Entrevista publicada en Suplemento Andante dentro del periódico el Comentario el 16 de febrero de 2007



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